Gracias al Short Exchange Week ofrecido por el IMBA, tuve la oportunidad de viajar a una de las ciudades con mayor desarrollo en los últimos años: Shanghai. Donde estaría tomando clases en la escuela de negocios de la universidad de FUDAN, analizando las distintas aristas del complejo pero atractivo reto de hacer negocios en China. Al mismo tiempo, sería una oportunidad para añadir un nuevo destino a esta gran experiencia.
 
Junto a mí otros cuatro estudiantes del IMBA asistieron, así como estudiantes de programas similares de  Yale, Technion y Tecnológico de Monterrey. Diversas nacionalidades estuvieron representadas en el salón de clases lo que abrió la puerta para seguir expandiendo mi red de contactos, llegando más allá del IE. Al llegar al aeropuerto de Pudang, se hace evidente el desarrollo por el cual ha pasado el país en los últimos 30 años, especialmente en el área de construcción. Tomar el taxi al hotel fue menos traumático de lo esperado pues los taxistas están bien organizados y sólo tuve que mostrarle la dirección del hotel en caracteres chinos en mi smartphone. En el trayecto quedé impresionado por la cantidad de edificios construidos y en construcción. No es para menos cuando la ciudad alberga 24 millones de habitantes.
 
La universidad de FUDAN se encuentra a unos 40 minutos en metro del centro, no siendo una zona tan turística por lo que no había mucha presencia de extranjeros. Mi primera caminata camino a la clase fue toda una aventura: la gente, las bicicletas eléctricas, los locales comerciales, las señales de tránsito. Todo era nuevo para mí. Hasta pude apreciar como los vecinos cuelgan su ropa entre árboles que están en la acera (incluyendo ropa interior), lo que refleja poco pudor y alta seguridad.
 
Durante la semana recibimos clases para entender más sobre la cultura china: desarrollo económico, geopolítica, historia, mercadeo social, protección de derechos de autor y otras. También estuvieron incluidas visitas a la planta de LENOVO y al sede principal de BOSCH. En LENOVO pudimos observar las líneas de ensamblaje de computadoras de escritorio y portátiles, tabletas y celulares entre otros. Haber podido asistir es una experiencia que pocos pueden experimentar.
 
A pesar del cansancio al llegar el final de la tarde, aproveché la oportunidad para conocer el centro de la ciudad. El paseo por el Bund desde donde se aprecia el espectáculo de luces que protagonizan los edificios del centro financiero es sencillamente majestuoso. El recorrido por Nanjing Road donde existe una inmensa cantidad de marcas contradice el pasado comunista de China. La comida también fue toda una experiencia, aunque un poco picante para mí gusto, conjuga una mezcla de sabores entre agrios y dulces como nunca antes había probado. A pesar de que he comido en restaurantes chinos en distintas ciudades del mundo, no había probado la verdadera sazón china. Una de las mejores experiencias fue la negociación de precios en el fake market y en el fabric market. Debería ser parte de las clases de negociación de las escuelas de negocio de la zona.
 
La posibilidad de poder participar en este tipo de actividades es una gran oportunidad que ofrece el IMBA y que no pueden ser realizadas en viajes de turismo o de negocios. Es por ello que tomé la decisión y lo recomiendo a todos aquellos que tengan el interés de tener una breve pero eficaz inmersión en la cultura china.